Vayamos al grano: ¿Es muy grave? ¿Cómo podemos reducir sus efectos?
— ¿Qué es?
¿Has oído hablar del burnout? Puede que sí, pero ¿sabes qué es realmente? Se describe como el estado de agotamiento físico y emocional de un trabajador como consecuencia de su exposición prolongada a problemas relacionados con el trabajo. Aunque el burnout se ha desarrollado y estudiado, sobre todo, en profesionales de sanitarios, ya se sabe que puede afectar a cualquier profesión: profesores, abogados, personal administrativo, empleados de logística, diseñadores e incluso músicos.
— ¿Cómo puedo saber si padezco burnout?
Son tres sus principales síntomas: agotamiento físico y emocional, distancia mental con respecto al trabajo y sensación de falta de realización. ¿En qué consiste cada uno?
Agotamiento físico y emocional - te sientes cansado todo el tiempo, sin «energía» para afrontar el día de trabajo, incluso em días poco exigentes.
Distancia mental con respecto al trabajo / cinismo - puede que antes te sintieses motivado para trabajar con gente, pero ahora te irritas fácilmente, no tienes paciencia, estás desconectado y empatizas menos con los demás (compañeros o clientes). Incluso puede llegar un momento en el que todo te dé igual, y quienes te conocen lo acabarán notando.
Sensación de falta de realización: - tu productividad decae (probablemente, porque te cuesta más concentrarte, razonar o acordarte de las cosas) y tu confianza en tus capacidades empieza a disminuir. Has entrado en bucle: menos productividad - menos confianza - menos productividad.
— ¿Cuáles son las causas?
Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de burnout:
- Un exceso de carga de trabajo.
- Inseguridad laboral (miedo al despido).
- Presión para alcanzar los objetivos sin un aumento de la satisfacción en el trabajo.
- Falta de control sobre la forma de trabajo.
- Entorno interpersonal adverso (conflictos, falta de confianza, chismorreo, crítica fácil, competencia no saludable, etc.).
— ¿Algunos consejos y estrategias?
Te invito a descubrir mis consejos para atenuar el burnout, pero con una condición: ni son infalibles ni son válidos para todo el mundo. No todo depende de ti, de tu perfil, tu personalidad o incluso tu genética, sino también de tu contexto laboral. Dicho esto, veamos:
- ¿Tienes un puesto de responsabilidad? Pregunta a los integrantes de tu equipo cuáles son sus principales fuentes de estrés laboral y analiza si puedes tomar medidas al respecto.
- ¿No tienes un puesto de responsabilidad? ¿Tus superiores se muestran accesibles para tratar estos temas? Habla con ellos. Transmíteles cuáles son, para ti, las principales fuentes de estrés laboral, aborda en qué medida se relacionan con la productividad y propón posibles soluciones.
- Desahógate con amigos o familiares.
Incluye ejercicio, actividades de ocio y momentos de sociabilización en tu rutina semanal. - Otro básico es analizar los hábitos de sueño —¿duermes lo suficiente?— y los de alimentación —cuidado con el exceso de cafeína y azúcares—. ¿Por qué? Porque pueden afectar a los cambios de humor.
En el trabajo:
- Establece buenas relacionas con los compañeros, ya que muchas veces son el primer recurso para afrontar problemas.
- Prioriza: empieza por lo más urgente.
- Organiza el trabajo de forma equilibrada.
- Sal cinco minutos antes de casa si esto te ayuda a evitar el tráfico.
- Establece límites saludables: el plazo no es suficiente, esta semana no puede ser, no voy a renunciar a esto o aquello en mi vida personal, etc.
- Delega y coopera todo lo que puedas.
- Cógete días libres o vacaciones si lo necesitas.
- ¿Tienes «hábitos nocivos»?
- No persigas la perfección.
- No intentes controlar lo incontrolable.
- Búscale el punto de humor a la situación (sin frivolizarla).
- Mantén tu espacio organizado.
Raul Manarte, Psicólogo clínico
Colegiado n.º 1452
