La importancia de las plantas en nuestro entorno, tanto personal como profesional
Bienestar

09 Junio 2023

La importancia de las plantas en nuestro entorno, tanto personal como profesional

La importancia de las plantas en nuestro entorno, tanto personal como profesional

Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha vivido rodeado de naturaleza, que nos ha ofrecido todo lo que necesitamos: alimento, protección, salud, educación, conexión y espiritualidad. Hemos aprendido a identificar cada planta —desde la semilla al fruto—, así como su potencial y versatilidad. Por otro lado, también hemos aprendido a identificar cuáles son tóxicas y venenosas y cuáles provocan plagas y enfermedades para los cultivos. Por todo ello, esta experiencia de conexión y ósmosis con nuestro medio también nos convierte en un medio a nosotros mismos.


El vínculo con el entorno natural es intrínseco a nuestro ADN. El creciente interés por los espacios naturales, las terapias naturalistas, los retiros en la naturaleza y los modos de vida alternativos lejos de las ciudades no es una mera casualidad. Necesitamos silencio y necesitamos respirar.


Precisamente bajo esta premisa nace el deseo de introducir la naturaleza en nuestras casas, para establecer contacto con ese vínculo visceral.


Cuando introducimos estos seres maravillosos, las plantas, en nuestros entornos, además de volvernos más guapos, atractivos y vivaces, también adquirimos algo de su carácter, aunque sea de manera inconsciente.


La importancia, o la necesidad, de que las plantas estén presentes en nuestras vidas es mucho más amplia y profunda de lo que creemos. Muchas veces, comprar una planta es un acto muy impulsivo y superficial, y lo hacemos porque «nos parece bonito tener una planta». Sin embargo, tener una planta también puede ser una puerta hacia un mundo increíblemente profundo en el que cualquiera se puede enamorar.


Para las personalidades más estéticas y amantes de la decoración, las plantas presentan una gran ventaja: quedan bien en espacios de cualquier estilo, ya sea clásico, vintage, minimalista, moderno, romántico, excéntrico, futurista… ¡Nunca desentonan! Y lo mismo ocurre con su color, el verde. Curiosamente, nuestro ojo tiene más capacidad óptica de reconocer más tonalidades de verde que de cualquier otro color, y esto se debe precisamente a nuestras necesidades ancestrales de reconocimiento de la flora. Por eso, el color verde, en las plantas, es un color neutro. Nuestro cerebro no lo interpreta como verde, sino como un color integrado que no genera ruido. Por eso también conseguimos integrar las plantas en cualquier entorno y tipo de decoración, independientemente de los colores predominantes.





Para las personalidades cuidadoras, a quienes les gusta sentirse útiles, es una manera óptima de practicar el plant sitting. Cuidar de un ser vivo puede ser una experiencia maravillosa. Se establece una relación de cooperación y también de conocimiento y autoconocimiento muy fuertes. Vemos a las plantas desarrollarse y crecer, sentimos las manos en la tierra, nos comunicamos con ellas y comprendemos cuáles son sus necesidades, y participar de ese proceso nos genera felicidad y un sentimiento de valor personal, ya que desarrollamos nuestra intuición y poder de observación.


Para las personalidades escépticas, aquellas a las que les da igual tener o no plantas, es una excelente oportunidad para empezar a probar la calidad del aire en un espacio antes y después de la presencia de plantas. La NASA tiene varios estudios sobre la calidad del aire en espacios cerrados de trabajo donde se evidencia el gran potencial de los procesos químicos de las plantas, de absorción de toxinas y dióxido de carbono, y cómo una planta aprovecha esas materias para su beneficio. ¡Son un filtro de purificación de aire! Un ejemplo de ello es la sansevieria (o espada de San Jorge).




Para los «traumatizados» con las plantas porque «se les mueren todas», la idea de tener una planta puede ser muy estresante y frustrante. Pero no todo está perdido. Incluso a los especialistas en botánica se les mueren las plantas y, por supuesto, han pasado por muchos errores para llegar a dominar su cuidado. Por mucho conocimiento científico que se tenga, siempre hay algo que se escapa a nuestro control, y es bueno que así sea. Además, no está de más recordar que ninguna planta es eterna. Puedes empezar comprando una planta de cuidado fácil (recordatorio: las plantas artificiales no son plantas) que necesite poco riego y que sea versátil en cuanto a luminosidad. Es importante recordar que la mayoría de las plantas se mueren porque las regamos demasiado. Por tanto, lo mejor que podemos hacer es respirar hondo y dejar a las plantas tranquilas en su sitio. Cuando necesiten algo, ellas nos lo harán saber. Cultiva la observación. Una buena planta para principiantes es la zamioculca o zamia.


Cuando incluimos plantas en nuestro entorno, ese cuidado del bienestar físico y mental también se refleja en nuestro interior. Especialmente en el trabajo, que no es nuestro hábitat y donde pasamos muchas horas, la presencia de plantas nos hace sentir más a gusto, tranquilos, por lo que nos enfrentamos a nuestros objetivos con mayor confianza, concentración y productividad. Por todo ello, las plantas siempre representarán un soplo de aire fresco, esperanza y ánimo, pero, sobre todo, una forma de conectar con el medio natural y con nosotros mismos.


Sofia Nico

Terrárea

Autor

Sofia Nico - Terrárea

Deja tu comentario sobre este artículo

El formulario se ha enviado correctamente.
campo obligatorio.
campo de email no es válida
Campo con el límite máximo de caracteres
El campo no coincide con el anterior
Campo con el límite mínimo de caracteres
Se ha producido un error en la presentación. Por favor revise el formulario.

* Los campos necesarios.

WOCK